Los adultos somos referentes de nuestros peques en todo aquello que decimos y, sobre todo, en todo lo que hacemos.
Somos modelo para nuestros peques desde el mismo día en el que vienen al mundo. En todo momento están observando cómo actuamos, cómo nos movemos, cómo nos comunicamos y, ante todo, se percatan perfectamente de nuestras incongruencias entre lo que decimos y lo que hacemos.
Por eso es tan importante que nos hagamos conscientes de cuáles son nuestras creencias, nuestros valores, nuestras vulnerabilidades y nuestras fortalezas. Acompañar el camino de nuestros hijos e hijas es, inevitablemente, hacernos mejores personas para convertirnos en su mejor ejemplo.
En la travesía de ser padres y madres, uno de nuestros mayores anhelos es construir relaciones saludables y significativas con nuestros hijos e hijas. Desde su nacimiento hasta la adolescencia, cada etapa de su desarrollo presenta oportunidades únicas para fomentar el entendimiento mutuo y el respeto. En este post, vamos a explorar cómo la educación respetuosa y la transmisión de valores son la base para cultivar estas relaciones deseadas.
Sin duda, la clave está en adoptar los principios de una crianza respetuosa, una filosofía de vida que promueve relaciones enriquecedoras basadas en la empatía, la comprensión y el respeto. Se trata de una forma de entender las relaciones humanas y, en concreto, crear relaciones horizontales de mutuo respeto y comprensión.

¿Cómo podemos articular esta manera de entender las relaciones en nuestro día a día?
- Escucha activa: Dedica tiempo a escuchar a tus hijos. Pregúntales sobre su día, sus intereses y sus preocupaciones. Esto no solo les muestra que valoras su opinión, sino que también les enseña a ser oyentes atentos.
- Validación emocional: Ayuda a tus hijos a identificar y expresar sus emociones. Frases como «Entiendo que te sientas así» o «Es normal sentirse frustrado» les enseñan que sus sentimientos son válidos.
- Establecimiento de límites: La educación respetuosa no significa ausencia de límites. Es fundamental establecer reglas claras y coherentes. Explica el porqué de cada límite y ofrecer alternativas cuando sea posible.
- Modelar el comportamiento: Los niños aprenden observando. Muéstrales cómo manejar los conflictos de manera pacífica y cómo expresar sus emociones de forma saludable.
- Fomentar la autonomía: Permitir que tus hijos tomen decisiones apropiadas para su edad les ayuda a desarrollar confianza y responsabilidad.
Los valores, piedra angular en la educación de nuestros hijos e hijas:
Los valores son las guías internas que nos ayudan a tomar decisiones y a comportarnos de manera ética y responsable. Para inculcar unos valores determinados a nuestros hijos e hijas, primero debemos habernos parado a reflexionar cuáles son esos valores en nosotros. De tal manera que podamos proporcionar a nuestros peques, desde su nacimiento, herramientas fundamentales para navegar por el mundo.
Para transmitir estos valores tendremos oportunidades en las pequeños detalles de nuestro día a día, en las decisiones que tomemos y en las conversaciones que tengamos. Algunos imprescindibles para dejar esta valiosa herencia serían:
Celebrar la diversidad: Enseña a tus hijos a valorar la diversidad y a respetar las diferencias entre las personas, de tal manera que destaquemos las fortalezas de dichas diferencias, fomentando una mentalidad abierta y comprensiva.
Hablar sobre valores en la vida cotidiana: Aprovecha las situaciones diarias para discutir la importancia de valores como la honestidad, la empatía, la solidaridad, el compañerismo, el respeto, la generosidad, el esfuerzo, la responsabilidad, la gratitud, la justicia…
Ser ejemplo en la práctica: Vivir de acuerdo con los valores que deseas enseñar es esencial. Como decíamos al principio, los peques observan y aprenden de nuestras acciones más que de nuestras palabras.
Fomentar la reflexión: Anima a tus hijos a reflexionar sobre sus decisiones y las consecuencias que estas pueden tener en ellos y en los demás.
Nadie dijo que sería fácil, ahora bien, con ayuda y guía, el camino puede ser mucho más gratificante. No dudes en acudir a un profesional de confianza que te pueda acompañar en las distintas etapas de la crianza.